Debo admitir que comencé este blog por un sin fin de razones. Crei de cierta manera que al ser gay tenia el derecho de explicar en un blog las razones por las cuales soy como soy, para contar mis aventuras, para decir cuan dramática mi vida puede ser y esas huevadas. De alguna forma todos los gays creemos que nuestras vidas son merecedoras de un libro, o en su defecto, de un blog, donde podamos cambiar nombres, historias, finales, desempeños en la cama, tamaños, formas, colores y sabores a nuestro antojo.

Creí que contando historias trilladas con nombres nuevos podría de alguna manera sentirme al mando de mi vida, aunque sea una vida ficticia para el entretenimiento de unos pocos lectores, los que caigan a este misio (pero honrado) blog antes que Pedro Salinas o Hans Rothgiesser posteen algo cada dos segundos y pierda lectoría.

Quizás es porque dentro de todo siento que no he hecho con mi vida lo que quería. No he cumplido ninguna de las metas que tenia cuando ingresé a la universidad. No he acabo la universidad cuando el 80% de mis amistades y conocidos ya lo hicieron, ni tengo un trabajo del cual pueda enorgullecerme. De hecho, he caído en lo que los yuppies podrían considerar un dead-end job por 3 meses sin nada que pueda hacer en el futuro.

Sin embargo, quiero dejar en claro una cuantas cosas. No estoy desesperado, ni me siento un perdedor. Y sobre todo, no estoy buscando amor como si el mundo fuera a acabar. Si bien lo poco que he contado ha sido un poco la expulsión de unos demonios internos que me jodían desde hace tiempo, no por ello soy digno de lastima ni pena. Mi vida, en lo esencial, está bastante bien, aunque hay cosas que todavía tengo que mejorar.

En primer lugar, debo olvidarme de Miguel. Él ya me dijo textualmente que solo me ve como un amigo y como nada más. Fue genial que conversáramos como mierda desde agosto hasta noviembre, al punto que me alegraba no encontrar chamba porque podía pasarme el día entero en la biblioteca de la UP para chatear con él. Que intercambiáramos puntos de vista, que nos mandáramos fotos, que acordáramos encontrarnos también fue genial. Lo único que lamento es que las relaciones virtuales, al final (y en MI CASO) no tuvieran un final feliz. A veces simplemente no hay química, y eso es lo que debí entender desde hace muchas semanas. Que puedo decir, me marcó el broer...

En segundo lugar, debo darme cuenta que si quiero la chamba que amo, deberé buscarla por mis propios medios y rebuscando entre mis (pocas) redes de contactos. Es cierto que otra gente la tiene más fácil que otros, y así es la vida, una mierda, y si quiero lograr lo que quiero, deberé esforzarme el doble, triple, cuádruple, hasta conseguirlo. Y lo haré.

En tercer lugar, y para alegría de los que me siguen secretamente, seré más expresivo en esta especia de diario personal abierto a todo el mundo. Si al principio abrí esto fue de una manera pretenciosa unicamente para que las personas se sintieran empáticas conmigo, pues ya me di cuenta que no es lo que busco. Quiero contar mi vida, sí, pero creo que ya no necesito sentirme empático con nadie. Propósitos del 2010, le dicen.

Esos son algunos de mis propósitos del 2010. Otros tantos son menores y ya saben que no tiene mucho sentido ponerlos (meterme al gym, acabar la universidad) porque sé perfectamente que los cumpliré. Los anteriores los expreso a manera de contrato social unicamente para que me den ganas de cumplirlos cada vez que los lea. Es una manera de motivación peee, medio cursi, pero si U__U.

Ahora, soy fuga. Me espera el tono de Las Vegas en Asia, y tengo que zafar ya ya. Con mis patas (heteros) hemos quedado en ir en el Soyuz, esa empresa de transportes que se ha caracterizado por hacer muestras acrobáticas del 23 al 28 de diciembre cayéndose de barrancos, chocándose con micros y otros buses camión. Es nuestra manera de encontrar deportes de aventura.

Pasen un buen año nuevo, tanto si salen como si se quedan en casa. Siempre me llegaron los deseos de año nuevo, pero sinceramente quiero creer que el 2010 será un buen año. Espero que lo sea.